Situémonos en algún país del globo en donde todavía existe
el hambre entre la población humana. Imaginemos que llegan enseres en un
vehículo de ayuda humanitaria. Y que los
gobernantes o jefes territoriales del propio país los interceptan, amparándose
en la ausencia de normas o atreviéndose a promulgar alguna nueva para que la
población no sea alimentada.
Qué distinta se vería esta noticia si, en lugar de seres
humanos hambrientos, hablamos de gatos en situación de falta de alimento. Una
ciudadana de l’Ampolla de Mar (Tarragona) ha recibido varias multas (la última,
de 600 euros, ¡casi un salario mínimo interprofesional de 2014 !) por alimentar colonias de gatos callejeros.
“¡No compare!”, dirán ustedes.
Este post está destinado a reflexionar sobre el largo camino
que queda para que empecemos a ver al resto de las especies animales con los
mismos derechos y las mismas necesidades que nosotros los humanos. Por cierto, los
gatos llegaron antes que nosotros a los territorios donde hemos construido
ciudades y urbanizaciones. ¿No seremos
nosotros los usurpadores de los espacios ecológicos? ¿Y aún queremos suprimir a
los animales el derecho al alimento?
Un gato siente hambre, frío, tristeza y afecto. No tiene la
facultad de articular la palabra para defenderse, pero es otro animal como tu y
como yo, sólo que de distinta especie.
Todavía a finales del siglo XIX algunos seres humanos de otras razas eran
exhibidos por el hombre blanco como una rareza en zoológicos y espectáculos. No
había leyes que les amparasen ni oídos que escucharan sus voces. Han pasado
algo más de cien años, y afortunadamente hoy en día ya somos conscientes la
igualdad interracial y de derechos en la especie humana.
Si dentro de sólo un siglo hubiese una mayoría de humanidad
que estimase que los gatos son tan animales como los humanos -o viceversa-; con
los mismos derechos básicos y el mismo valor de su dignidad, habríamos dado un paso gigante en pro de una
civilización más avanzada, de una conciencia humana más depurada.
Mientras se siga penalizando cualquier acción humanitaria
ejercida sobre animales en situación de desamparo, no habremos avanzado un
ápice en nuestro grado de cultura y sensibilidad. Seguiremos validando el mismo
“¡No compare! “ que hubiésemos esgrimido
ante ciertas desigualdades hace cien o doscientos años.
https://secure.avaaz.org/es/petition/Alcalde_de_lAmpolla_de_Mar_sr_d_Francesc_Arasa_Pascual_RETIRADA_Y_CESE_DE_SANCIONES_A_QUIENES_ALIMENTAN_GATOS_CALLEJEROS/?pv=0